Aplicaciones, Juegos

Capcom Arcade. Con los recreativos a cuestas

Cuando tuve edad suficiente como para salir hasta algo más allá de la esquina más cercana a mi casa, instalaron en mi barrio un nuevo negocio: los recreativos.

En una época en la que los ordenadores no estaban a la orden del día y nuestra idea de teléfono móvil era poder llevar nuestro modelo Heraldo de un sitio a otro gracias a su largo cable, eso de tener un lugar lleno de máquinas de juegos era algo cuando menos inquietante. Pero claro, con mi edad no podía, por mucho que quisiese (y vaya si así era), conseguir los cinco duros que costaba cada partida.

Sólo los chicos más mayores de la zona podían por tanto tener acceso a ese mundo mágico, y marcaron su territorio con humo, palabras mal sonantes y actos que darían para algo más que un artículo. No mucho después, mis amigos y yo vimos como aquel lugar de luces se iba transformando. Recuerdo que el viejo Ben Kenobi (un tipo raro del barrio) le dijo a un muchacho rubio del que no volvimos a saber nada que «no encontraría otro lugar tan lleno de maldad y vileza», o algo así.

Por supuesto, yo sabía que exageraba, pero ese sentimiento caló pronto entre los padres, quienes permanecieron atentos, zapatilla en mano, a cada paso que dábamos. De ese modo evitaban que llegásemos a caer por casualidad en las garras de «los recre» (pues así era como se los conocía).

De ese lugar tan cercano, y a la vez lejano y peligroso como el mismísimo Mordor, llagaban multitud de historias variopintas: aviones que destruían flotas enteras, caballeros en calzoncillos que luchaban contra esqueletos, arquitectos locos que no dejaban de lanzar ladrillos multiformes… pero las que más me llamaban la atención eran las que hablaban de aquel judoka que lanzaba ayúquenes (algo así como bolas de pura mala leche) a luchadores saltarines con garras en la mano .

El tiempo pasó, las monedas de cinco duros perdieron su eje y «los recres» de todo el país perdieron el norte. Uno a uno fueron cerrando, quedando relegados al olvido por la llegada de los todopoderosos cíbers.

Si bien algunos permanecieron, como irreductibles galos, heroicos ante la batalla, todo el mundo sabia que el monstruo había muerto.

O no…

Palabras como ROM, MAME, y otras no menos extrañas empezaron a hacerse un hueco entre los jugones, y pronto vimos cómo multitud de personas volvían a conducir sus Cadillacs por selvas plagadas de dinosaurios.

Desde entonces el mundo videojueguil ha sido un hervidero de noticias, pero todo vuelve, como una rueda, a donde empezó. Es por eso que no es raro ver cómo antiguas compañías desempolvan sus juegos para hacerlos llegar a las nuevas plataformas. Es cierto, amigos: lo retro está de moda.

De entre todas las máquinas, es posible que las que más monedas comiesen fuesen las de Capcom. Street Fighter, Ghosts’n Goblins, 1942, Commando… Todos son sinónimos de calidad y de diversión. ¿Por qué no unirse entonces a la más importante plataforma de videojuegos?, pensaron en la compañía. Y de ese modo nació Capcom Arcade.

Con las limitaciones propias de un control de juego sin botones físicos, Capcom nos presenta esta sala llena de luces y sonidos de 16 bits. Una aplicación gratuita en la que podemos comprar partidas mucho más baratas de lo que eran entonces: además de que nos regalan tres por día, tenemos diez más por 0,79€, e incluso la máquina, si queremos echarnos mayores vicios, por 2,39€. Me pregunto cuántas máquinas habrían «comprado» algunos en aquella época dorada.

Esperemos que la sala se llene con más juegos a los que echar la moneda. Mientras tanto, aquí os espero. Estaré al final, oculto por el humo y con mi cazadora de cuero negro.

¿Qué pensarían nuestras madres?

[app 397347348]
Versión válida para iPhone, iPod Touch y iPad.

11 comentarios

  1. Qué tiempos!!!!!! Me has hecho volver al pasado jajaaja….Gracias.

    P.D. de dónde has sacado una moneda de 5 duros???

  2. Qué manera más bonita de recordarnos el pasado, nadie lo podría describir mejor. Qué tiempos aquellos !!!

  3. jajaj
    Del cajón de mi madre. Ya sabes, siempre dicen que algo está «en su sitio». Resulta que si no lo reclamas en mucho tiempo seguirá en esa dimensión mágica a la que acceden las madres. ¡Sólo hay que preguntar!
    Intentadlo vosotros. Os sorprenderán. Mary Poppins no es nadie.
    ¡Muchas gracias a los dos! Así da gusto escribir.

  4. Jajajaj fantástico viaje al pasado! Te estoy viendo al fondo con tu «chupa» de cuero negro, jugando en mi máquina favorita… no la sueltas en toda la tarde, y cuando por fin la dejas libre… me tengo que ir a casa, que me han puesto tope a las 9 de la noche y no he hecho los deberes del cole! Grrr otra vez igual! Mañana iré antes a ver si la pillo.
    (Anda que no me pasó veces eso… jajajaja)

  5. IM-PRESIONANTE, que recuerdos, ¿os acordáis de aquellas 1ªs maquinitas? Comecocos,tetris,jooooeeer!!! Anda que no había hecho yo cola para jugar al tetris y que luego me pasase lo que dice klemi, jajajaja, y luego esas ya mucho mas curradas, ese 1942 en pantalla verde!!!!!! La revolución que marco el 1943 ya con pantalla a color……joder que recuerdos!!!!!!

  6. Muy bueno y divertido el artículo y que tiempos aquellos!, el Shinobi y aquel juego del karateka que iba subiendo pisos.. Me pasaba horas mirando como la gente jugaba..

    Un saludo!

  7. Yo estaba pillado con Asteroids y los Invaders (las p**as moscas que se lanzaban a por mi nave en grupos de 3 y me mataban porque quería cargarme primero a las escoltas de los lados y dejaba para el final la del medio para pillar más puntos…Las odiabaaa)

  8. Uno de los juegos que con más cariño recuerdo de entonces es el Contra. No era de recreativas, pero es que realmente mis padres no me dejaban ir a «los recre»! (la historia es real). Eso sí, lo volví a jugar hace no demasiado y qué mal ha envejecido.

  9. Que post mas currado para una aplicacion… un 10 te doy, me has hecho recordar tiempos de cuando era pequeño y eso que yo no las he vivido muy de lleno las recre…

    Saludos.

  10. GG!que artículo más simpático, y el enlace de la foto de los 5 duros con el agujero es lo más, me han dado ganas de comprar la aplicación y todo vaya nostalgia y que bien descrito todo, por cierto, mis padres tampoco me dejaban ir a los recres de mi barrio, jaja

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